Prendas vaqueras con una segunda vida, así se confeccionan 120 delantales con impacto social

01-01-2025

Una cadena de restaurantes, un centro especial de empleo y un gestor de residuos textiles. Son los tres actores de una historia de éxito que demuestra que la circularidad en el ámbito textil es posible, gracias a un trabajo coordinado durante 9 meses con finalidad social. Son los ingredientes de un proyecto para producir 120 delantales con material reutilizado procedente de la planta de Humana en l’Ametlla del Vallès, confeccionados por personas con discapacidad intelectual y/o trastorno mental de la Fundació Portolà y que hoy visten los trabajadores de cinco restaurantes en los aeropuertos de Madrid y Barcelona.


El origen de este proyecto de upcycling se remonta a 2024, cuando Flax&kale, que gestiona cinco restaurantes en Barcelona y Madrid, pensó en vestir a sus empleados con delantales realizados con material reutilizado. “Queríamos prendas sostenibles, con material vaquero que, aparentemente, hubiera llegado al final de su vida útil”, explica Mar Barri, Marketing Manager de la cadena hostelera.


“Estamos comprometidos con la reducción de residuos y la implementación de prácticas sostenibles en todas las áreas de nuestro negocio”, continúa Barri, “por ello pensamos que las prendas tejanas o vaqueras que no se venden o están en mal estado podrían tener un gran potencial para ser reutilizadas y convertidas en delantales únicos y atractivos mediante el método de patchwork”.


“La idea es fomentar la economía circular, dándole una segunda vida a prendas que, de otra manera, serían desechadas. Creemos firmemente en la importancia de aprovechar al máximo los recursos disponibles y minimizar el impacto ambiental”, añaden desde Flax&kale. “Por eso contactamos con Humana para implicarla en el proyecto, con la donación de prendas denim, así como con una diseñadora que se encargaría de realizar un prototipo”, explica Barri.


Seleccionados en la planta de l’Ametlla del Vallès

Entusiasmada con el proyecto, Humana se encargó de seleccionar centenares de prendas destinados a reciclaje, pantalones, en su mayoría, en la planta de l’Ametlla del Vallès (Barcelona). A partir de este material, la diseñadora realizó varios prototipos hasta que finalmente dio con el deseado. Fue entonces cuando entró en escena la Fundació Portolà, un centro especial de empleo de iniciativa social que facilita la integración social y laboral de personas con discapacidad intelectual y/o trastorno mental.


“Nosotros asumimos la confección de las prendas”, explica María José Alepuz, directora de la fundación, “elaboramos 120 delantales en dos versiones diferentes: con peto y sin peto. Participaron 8 personas de nuestro taller de confección que destinaron aproximadamente 180 horas de trabajo. Este proyecto representa una oportunidad real para que personas con discapacidad intelectual y/o trastorno mental demuestren sus capacidades, fomentando su inclusión laboral y su desarrollo personal dentro de un entorno profesional y de apoyo.”


Un trabajo de 9 meses

Transcurrieron 9 meses desde la concepción del proyecto, las reuniones iniciales, la puesta en marcha de la acción, la selección de las prendas, la confección, las pruebas y la distribución a los equipos de los restaurantes. El resultado final es una prenda original que además cuenta con una etiqueta con diseño propio, para darle visibilidad a la acción. Actualmente, lo lucen unas 70 personas en dos restaurantes del aeropuerto de Barcelona y tres del de Madrid, todos ellos de la cadena Flax&kale, y además se encuentra a la venta en el restaurante situado en la C/ Tallers, 64 de Barcelona.


“Este proyecto es un ejemplo perfecto de economía circular para el textil, a nivel muy local, con marcado fin social, dada la naturaleza de las fundaciones Portolá y Humana”, indica Rafael Mas, director de Proyectos y Relaciones Externas de Humana, que insiste: “Es un ejemplo de acción tangible y concreta, de diseño upcycling y de colaboración entre tres actores muy diferentes por la actividad que desarrollan, y a la vez con valores muy parecidos”.


“El proyecto demuestra que la circularidad a nivel local es posible, por lo que podemos hablar de un verdadero caso de éxito”, añade Mas, “animamos a las empresas que piensen antes de comprar productos textiles nuevos. Dar oportunidades a textiles que ya fueron fabricados es una excelente idea”.

 

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