Exportar ropa usada a África: desmontando el relato catastrofista

16-05-2025

En los últimos años, organizaciones ecologistas han publicado investigaciones sobre el destino de las prendas de ropa al depositarlas en un contenedor de recogida selectiva. El resultado es desolador: dibuja un panorama en el que “prendas que cuestan cada vez menos y son de peor calidad, tras ser desechadas (en España), viajan miles de kilómetros para buscar una segunda vida que casi nunca llega”.

 

Es el relato imperante que, con ánimo de denunciar a la industria del fast fashion y el modelo lineal de sobreproducción, hiperconsumo y del usar y tirar, perjudica a las entidades gestoras que trabajan en el sector de la ropa de segunda mano. “Hay otra vida más allá de las montañas de ropa en Ghana o Kenia. Los datos y los resultados del trabajo de entidades gestoras serias y responsables desmontan ese relato parcial y catastrofista”, asegura Humana.

 

En el Día Mundial del Reciclaje, que se celebra cada 17 de mayo, Humana, con 38 años de experiencia en la gestión y exportación de textiles usados, reconoce un grave problema déficit de gestión de residuos en general y un problema ambiental generado por los textiles en determinadas localizaciones de África, y se muestra preocupada de “los efectos de este problema en la percepción y la reputación del mercado mundial de ropa usada”, en palabras del director de Proyectos y Relaciones Externas de Humana, Rafael Mas, que añade: “Con informaciones basadas en el sensacionalismo y sin un análisis más profundo, corremos el riesgo de que la población se quede con la idea de que enviar ropa usada a África es censurable y que debe evitarse”.

 

“Trabajar intensamente el mercado global de los productos textiles de segunda mano permite conocer la realidad sobre el terreno: pese al relato imperante, la ropa usada es un recurso valioso y beneficioso a muchos niveles. Todos saldremos perdiendo si reprimimos indiscriminadamente esta actividad, basándonos en la generalización infundada de que toda la ropa usada es basura”, asegura el representante de la entidad.


El ejemplo de la ropa que enviamos dese España a Mozambique

El camino que sigue la ropa hasta Mozambique es el siguiente: Humana compacta la ropa en balas de entre 400 y 500 kg en sus plantas de Leganés (Madrid) y l’Ametlla del Vallès (Barcelona), y las envía por barco con destino al país africano. ADPP Mozambique, socio local de la entidad, la recibe, la clasifica de nuevo (hasta en 72 categorías o cualidades diferentes) y la comercializa en tiendas propias o la empaqueta en fardos de 15 kg a 45 kg para venderla a pequeños comerciantes, que comercializan las prendas en sus propias tiendas o en mercados locales.

 

Mozambique es uno de los países más pobres del mundo (en 2022 ocupaba el puesto 185 de 189 países evaluados por el Índice de Desarrollo Humano). Los recursos que obtiene la entidad africana con esta gestión financian su actividad, avalada el gobierno mozambiqueño, así como los programas de cooperación al desarrollo que lleva a cabo de forma autónoma.

 

“Es reduccionista y condescendiente considerar que la exportación de ropa usada a África es unidireccional y una imposición del Norte al Sur, algo así como un vestigio del colonialismo”, asegura Rafael Mas, que añade: “Los actores en esta cadena de valor somos diversos: desde organizaciones de economía social que recogemos ropa hasta los microempresarios que la venden en los mercados, pasando por los intermediarios comerciales (aduanas, transportistas, contables…) y los consumidores locales. Además, en los mercados locales hay muchos sastres atendiendo a los vendedores, reparando, modificando y alargando la vida de las prendas”.

 

Varios estudios recientes confirman que el sector de la ropa usada en África es un factor de dinamismo económico:

 

“Humana no realiza donaciones (excepto en casos de emergencia) sino que exporta la ropa para ser vendida a precios bajos a comerciantes locales con el fin de satisfacer la demanda de vestimenta, impulsar la actividad económica local y generar recursos para el desarrollo”, indica Rafael Mas. “Vendiendo la ropa a precios asequibles a la población, conseguimos mayor dignidad para las personas, creación de puestos de trabajo estables en los países de destino, la generación de flujo económico y la eliminación de las posibles mafias surgidas si la ropa se regalara”, asegura.

 

NOTICIAS RELACIONADAS


 

Exportar ropa usada a África: desmontando el relato catastrofista-img1
Exportar ropa usada a África: desmontando el relato catastrofista-img2
Exportar ropa usada a África: desmontando el relato catastrofista-img3