Cuando la comunidad trabaja en pos de su educación

29-03-2016

DAPP-Zambia trabaja en la mejora de las escuelas comunitarias y con la ayuda del Programa de Niños Vulnerables proporciona a 80 niños y niñas y sus familias becas, mosquiteras y mantas.

En muchas zonas rurales de Zambia, las comunidades han tomado las riendas para intentar asegurar una educación básica para sus niños y niñas. Allí dónde las escuelas están muy alejadas, o las familias no se pueden permitir enviar a sus pequeños a estudiar, los padres y las madres se han organizado para crear colegios comunitarios. Cada familia paga un pequeño sueldo a los profesores y profesoras, en tanto que en muchas ocasiones los líderes de la comunidad proporcionan un espacio para las clases, por ejemplo, en la iglesia. 

La puesta en marcha de estos colegios comunitarios es una muestra de cómo las comunidades trabajan en pos de su propio desarrollo. Sin embargo, la educación que reciben los niños y las niñas está lejos de ser la idónea. Los profesores suelen carecer de formación y las instalaciones suelen ser inadecuadas para las necesidades del alumnado. Habitualmente ni siquiera gozan de saneamiento básico o una fuente de agua potable. En 2011, el gobierno de Zambia se comprometió a homologar los colegios comunitarios e integrarlos en el sistema nacional, pero se trata de un proceso complejo y difícil.

Apoyo de la Unión Europea

A finales de 2014, DAPP-Zambia inició un proyecto con el apoyo de la Unión Europea para mejorar las condiciones y la calidad educativa de estas escuelas. En Chibombo, el proyecto incluye a 20 colegios comunitarios, en los que DAPP trabaja para conectarles con los recursos disponibles del gobierno, fortalecer las capacidades de los comités de madres y padres y de los equipos administrativos y mejorar sus instalaciones. A través del proyecto y con la ayuda del Programa de Niños Vulnerables, proporcionan a 80 niños y niñas y sus familias becas para la matrícula, el material escolar, mosquiteras y mantas. 

Al mismo tiempo, han puesto en marcha pequeñas huertas en cada uno de los colegios para mejorar la alimentación de los estudiantes. Profesores y alumnos de los 20 colegios han recibido formación en saneamiento y salud, y han participado en el diseño de estrategias para mejorar las condiciones de cada colegio y disminuir los casos de malaria, cólera y diarrea. 

Además, el proyecto está colaborando en los trámites para registrar los colegios en el Ministerio de Educación para su homologación y está proporcionando formación de calidad para el profesorado y los equipos de gestión.

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