El reto del hambre cero nos involucra a todos

16-10-2015

La FAO ha escogido la Expo Milano para la celebración del Día Mundial de la Alimentación 2015; celebraciones al margen, hoy más de 800 millones de personas (alrededor de 1 de cada 8 individuos) padecen hambre crónica.

Al mismo tiempo, unos 1.400 millones de personas sufren de sobrepeso o de obesidad, y ese número aumenta cada año. Se añade a esto que no menos de un tercio de los alimentos que se producen en el mundo para consumo humano se pierde o desperdicia. 

Cifras escalofriantes que es necesario recordar en fechas como la de hoy, 16 de octubre en este, Día Mundial de la Alimentación. Desde la FAO explican que se trata de “una oportunidad única para enviar una señal enérgica a los jóvenes -la Generación del Hambre Cero- sobre la agenda para el desarrollo sostenible hasta 2030 y para motivarles acerca del desafío de erradicar el hambre y la pobreza de forma definitiva a lo largo de los próximos 15 años”.

Una señal que debe enviarse con todavía más fuerza a los organismos internacionales, los gobiernos de los países ricos, las grandes multinacionales y los ciudadanos del primer mundo, porque el objetivo de hambre cero, más allá de un eslogan, depende de ellos. 

Desde la propia ONU defienden que “el objetivo se puede alcanzar si los gobiernos, la sociedad civil, los productores, los agricultores y los consumidores actúan juntos para construir un mundo sostenible donde todos puedan tener acceso a los recursos y éstos se aprovechen de modo eficiente en cada una de las etapas que van del campo a la mesa”.

Responsabilidad de todos

La ONU asegura que “la erradicación del hambre es responsabilidad de cada uno de nosotros. Todos tenemos un papel que jugar, incluso mediante nuestro compromiso de cambiar nuestros actos y decisiones cotidianos más simples”. Nos hallamos ante la paradoja de que, actualmente, el mundo produce más alimentos por persona que en cualquier época anterior pero el hambre y la malnutrición siguen siendo generalizados. 

Dentro de esta batalla contra el hambre, los pequeños agricultores y productores en los países del Sur son fundamentales. Con la formación y el apoyo apropiado a través de programas como Farmers Club, a través de los que logramos junto a los participantes pasar de la agricultura de subsistencia a un modelo de producción que les ofrece la posibilidad de generar excedentes, venderlos en los mercados locales y obtener ingresos que les permite mejorar sus condiciones de vida, la de sus familias y las de las comunidades en las que viven.

Durante la celebración del Día Mundial de la Alimentación se presenta la llamada Carta de Milán, una declaración para que todas las personas colaboren en la lucha contra la subalimentación, la malnutrición y el desperdicio, así como en la promoción de la sostenibilidad y del acceso a los recursos naturales en condiciones de igualdad.

Índice Global del Hambre 

En el marco de la Expo de Milán se presentó el lunes pasado el informe anual del Índice Global del Hambre (GHI en sus siglas en inglés) que, según la Comisión Europea, “ha atestiguado los progresos realizados en las últimas décadas para combatir el problema de la pobreza y la falta de alimento para los pueblos de todo el mundo”.

Según el informe, el GHI ha disminuido en un 27% desde el año 2000, mientras que 17 países en todo el mundo incluyendo Azerbaiyán, Perú, Venezuela y Brasil, han reducido su índice en un 50%. Desde la Comisión Europea destacan el papel de la cooperación y las organizaciones de desarrollo en este avance, sobre todo “para difundir la conciencia sobre el hecho de que un dólar invertido en la prevención de los desastres naturales y los causados por el hombre ahorra siete dólares necesarios para responder a la crisis".

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